Se nos están cayendo encima décadas de malas administraciones. Lo peor del caso es que se insiste en actuar sobre las consecuencias de la crisis en lugar de atacar sus causas. Con un diagnóstico equivocado, los problemas se agravan en lugar de resolverse. Con urgencia es hora de volver a encontrar la brújula y rectificar definitivamente el rumbo con proa al Norte.
Sin brújula ni rumbo
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