Detrás de una familia hay un padre y una madre, y detrás de la Empresa Familiar, también.
La madre dentro de la EF toma distintos roles y se posiciona según la coyuntura familiar.
Una idea napoleónica
Parte de la travesía de Napoleón estuvo bajo el lema “El destino de un hombre es obra de su madre”. Desde viejos tiempos, la figura del Revolucionario Francés dejó a la vista que detrás del gran esfuerzo que realizó, estuvo su madre. En la EF, la madre es quien le da sentido al camino de sus hijos, que futuramente se desempeñarán allí.
La intercesora de todas las gracias
En la empresa familiar, la madre toma un rol de intermediaria entre sus hijos y el padre, fuera del canal formal de la empresa. A medida que sus hijos crecen y las cuestiones financieras se hacen más presentes, la madre afianza su rol.
De la mediación al reparto de la torta
En casos extremos, el manejo discrecional del gasto por parte de la madre, que no rinde cuentas, puede generar inequidad. En una EF, que persigue normas básicas, esto no debería funcionar así.
La madre compensadora
Muchas veces el rol de madre está presente en la compensación de la vida diaria, intentando recomponer la desigualdades que se van presentando. La madre intenta emparejar situaciones entre sus hijos, que si bien no son iguales, ella intenta darle el lugar a cada uno, esto implica ofrecer una oportunidad a aquellos que no tuvieron la suerte de otros.
El hada madrina
El “poder” de la madre y su particular “varita mágica”, puesta en conjunta en la fe de sus hijos, logra convertirlos en lo que ella desea dentro de la EF.
La visión distorsionada
Para la madre de la Empresa Familiar resulta muy difícil separar al hijo del futuro o presente socio, o de la posición en la cual se desempeñe. Antes que cualquier otro rol, para la madre va a ser su hijo. simultáneamente, la madre los conoce tan bien, que muchas veces distorsiona la objetividad frente a ellos. Esto puede llevar a un trato diferencial o no ser capaz de juzgar adecuadamente el rol de cada uno de ellos. Ser bueno no implica ser capaz para el EF.
Una lógica ajena a la empresa
Es natural que la madre quiera que la empresa funcione como la familia, pero resulta que esto no debería ser así. Aplicando el formato familiar puede que la empresa no llegue a buen puerto
Una palanca poderosa
La madre tiene la capacidad de hacer valer sus voluntad utilizando diversos medios, el poder de la madre de la familia resulta del poder de la empresa familiar.
Las broncas quedan
En distintas oportunidades la madre de la Empresa Familiar no logra revertir las desigualdades impuestas durante años entre preferidos y relegados, eso realza las cuentas pendientes y en oportunas ocasiones pueden traer consigo relaciones amargas para los herederos.
Las ideas y las realidades
La madre es la custodia de la unión familiar, aunque no siempre contribuye con eso, detrás de las bellas palabras, aparecen los justificativos donde la figura maternal dirige arbitrariedades.
Contabilidad materna
La madre dentro de la EF, queda en el centro de las cuestiones económicas, desde allí maneja las cuentas propias del hogar y se le permite giros dentro de la caja de la EF. Aunque muchas veces, para la propia madre las cuentas parecen no salir bien, y todo resulta “saliendo” de su propia cartera.
La caja y las herramientas maternas de la EF
Es común que los arreglos informales dentro de la Empresa Familiar sean por parte de la madre y no por el padre. Esto trae consigo el reclamo futuro de los hijos restantes o no elegidos.
La ausencia paterna relega sobre la madre la carga de las decisiones sobre la Empresa Familiar, dicho de otra manera, es capaz de utilizar la EF como herramienta de manejo incluso con decisiones entre hijos.
La informalidad
Es difícil para una madre tener un registro de lo que le da a cada uno de sus hijos, pero es importante no remarcar las desigualdades, para evitar futuros problemas o malestares internos en la EF.
La empresa formal limita los caprichos
Si la Empresa Familiar funciona correctamente, la arbitrariedad queda de lado y en efecto esta aparece como una excepción. Los “retiros de dinero” quedan a un costado y resaltan los honorarios, sueldos, etc. De tal forma, la madre puede dar “regalos” a sus hijos, pero podría tener que llegar a rendir cuentas o equiparar con el resto de sus herederos.
También hay excepciones
Las madres viudas o jefas de la empresa familiar, dejan de lado la maternidad y colocan a sus hijos en las posiciones (o no) que ellas eligen dentro de la EF, con un fundamento más certero.
En la historia del campo argentino, los ejemplos de estas madres sobresalen. Muchas demostraron ser excelentes jefas de familia y ser capaces de manejar de forma correcta la empresa. Estas mujeres cumplieron un doble rol: ser empresarias y madres al mismo tiempo.
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