El cultivo de trigo viene atravesando una campaña con aportes hídricos ajustados, incluso en algunas regiones aparecen principios de sequías. A esta situación se suma que en la última semana las temperaturas fueron más elevadas que lo esperado para la época.
Días atrás los vientos del trópico hicieron su entrada y en estas últimas jornadas se asentó el incremento de las temperaturas, con máximas muy intensas en el centro agrícola y norte del país, que en algunas localidades alcanzan los 35ºC. Estos golpes de calor, fuera de época, aceleran el desarrollo del cultivo y elevan las tasas de evapotranspiración, lo que implica la pérdida de agua en el perfil del suelo y en situaciones muy intensas puede llevar al estrés del cultivo.
En forma generalizada, se observan áreas con déficit hídrico como es el caso de los suelos del sur de Buenos Aires (Bahía Blanca, Pehuajó y Tres Arroyos) que mantienen reservas muy escasas. Esta provincia no es la única ya que en Entre Ríos, delegación de Paraná, se registran lotes con principios de sequía al igual que en Avellaneda (Santa Fe) y Santa Rosa (La Pampa), en donde no hubo precipitaciones durante la última semana lo que afecta el desarrollo del cultivo que se encuentra en plena formación de la espiga.
Para el cierre de la semana, se espera que los eventos de precipitaciones se hagan presentes sobre el oeste del área agrícola, con disminución hacia el este. Del 4 al 10 de noviembre, se pronostica otra ola de calor sobre el área triguera que traería lluvias de variada intensidad, lo que aliviaría las altas temperaturas en un momento de llenado de grano. Asimismo, el ambiente resulta predisponente para la aparición de enfermedades.
Fuente: Bolsa de Cereales
A pesar de la restricción hídrica del cultivo, la proyección asciende a 19,8 millones de toneladas y se estima un rendimiento nacional de 10,3 qq/ha. Esto se debe a que en momentos claves, las lluvias se hicieron presentes lo que permitió que la proyección se mantenga.