La mastitis es una enfermedad infecto-contagiosa de la glándula mamaria, que en la mayoría de los casos es consecuencia de la invasión de distintos agentes patógenos a través del canal del pezón. Los géneros de bacterias Streptococcus, Corynebacterium Staphylococcus y algunas bacterias Gram -, son causantes de más del 90% de los casos de mastitis clínica.
La mastitis puede ser clínica o subclínica, para ello hay distintas señales que aportan a su detección. En la mastitis clínica se observan grumos, sangre, leche acuosa y grisácea que favorecen su detección al ser un síntoma macroscópico. En la mastitis subclínica, la vaca no presenta síntomas pero si se puede observar la alteración de la leche mediante un análisis.
Esta enfermedad presenta una gran dinámica, en algunos casos los cuartos mamarios pueden ser clasificados como infectados o no infectados. Alguna proporción puede presentar síntomas de mastitis clínica y otra porción mastitis subclínica. En una mastitis clínica se puede otorgar un antibiótico recomendado por un profesional.
El origen de la enfermedad puede deberse a diversos factores predisponentes tales como de la vaca: la conformación de la ubre y sus pezones; como del ambiente: la máquina de ordeñar, el trato de los animales, el manejo y la rutina de ordeñe.
Para evitar una mastitis es necesario una adecuada rutina de ordeño, fisiológica e higiénica. que sea metódica, que permita el diagnóstico precoz y finalice con sellado de pezones. Además, el buen funcionamiento de la máquina de ordeño condiciona la sanidad de los animales, para ello es necesario el chequeo diario por el ordeñador y el chequeo sistemático pactado una vez al año.
La detección precoz siendo el primer síntoma el proceso inflamatorio, es fundamental, implica separar al animal, ordeñarlas al final y descartar la leche. También, el tratamiento de casos clínicos y vacas secas es fundamental, al igual que la venta de vacas con mastitis crónicas por el grado de contagio de la enfermedad. Otro accionar recomendado es el manejo ambiental de las vacas entre los ordeños y el lavado, y la desinfección de los equipos de frío.
En la producción lechera, los efectos de esta enfermedad son importantes ya que implica una menor producción de leche, de menor calidad, costos por tratamientos elevados, descarte de vacas, riesgo de inhibidores en leche y más trabajo para el personal.
La mastitis tiene diversos efectos como el aumento de las células somáticas que aparecen en inflamaciones o el incremento de las unidades formadoras de colonias, que en consecuencia, traen cambios en la leche, formación de ácidos grasos, sustancias nitrogenadas, alteraciones organolépticas, sabor amargo, rancio, aparición de toxinas y acidez.
La gran importancia de reducir la carga microbiana de la piel del pezón, preservar la funcionalidad del canal y del esfínter antes que las bacterias penetren y colonicen, debe estar regulado de primer momento para evitar enfermedades futuras y una fuerte alteración en la producción.