La disminución del tramo argentino del Río Paraná prevalece con niveles fluviales muy bajos y termina el año con registros inferiores a los históricos. La tendencia al 28/02/22 según el Instituto Nacional del Agua (INA) es negativa y esta situación podría superar la emergencia histórica del 1944.
La bajante del Río Paraná continúa siendo motivo de preocupación y monitoreo. La última perspectiva al día 28/02/22, no garantiza la posibilidad de retornar a valores normales y es posible que la tendencia continúe por todo el verano. El reciente pronóstico del 15/12 del INA, el Río Paraná mantiene niveles hídricos muy diferentes al promedio histórico de diciembre.
La perspectiva trimestral de lluvias bajo el evento climático “La Niña” presenta perspectivas inferiores a lo esperado para la época, por lo tanto el escenario está lejos de una mejora en el corto plazo.
Fuente: INA
Para el Río Paraná, en Brasil, la tendencia media es descendiente. con posibilidad de lluvias que podrían aliviar la situación.
Para el Río Iguazú no se esperan repuntes significativos en las próximas semanas y el promedio hídrico está por debajo de los últimos 25 años. Las lluvias pronosticadas serían de corta duración pero intensas. Estos eventos podrían aliviar levemente la bajante extrema de la región.
La confluencia del Paraná-Paraguay está afrontando una bajante severa en un marco climático realmente desfavorable. El caudal, inferior al normal, en esta última semana registró oscilaciones entre los 6.900 m³/s a 8.000 m³/s.
El Paraná, en su tramo argentino, en las últimas semanas no recibió lluvias significativas y el caudal que ingresa del Río Paraguay es acotado prevaleciendo las tendencias negativas.
Para el Delta del Paraná los registros proyectan valores muy por debajo de los normales hasta la primera mitad de enero con posibilidad de extenderse.
Las cuencas bonaerenses acentúan el déficit hacia el norte de la provincia y al márgen izquierdo del Río Salado.
Los niveles hidrométricos del Río Paraná dependen fuertemente de las lluvias que se puedan desarrollar en la región. La cuenca del Río Iguazú, próxima al embalse de Itaipú y la cuenca misionero-paraguayo son de respuesta rápida para el caudal del río, las precipitaciones que se desarrollen allí serán claves para los niveles. La crisis que atraviesa el río, no solo afecta el cauce, si no que se propaga hacia las producciones aledañas, que quedan a la espera de las precipitaciones como parte de la remediación.
Entre los principales impactos productivos, la bajante afecta la ganadería de islas, la disponibilidad y calidad del forraje, condiciona la reserva de agua para los animales, genera problemas en la captación de agua por las arroceras, afecta la pesca comercial y la artesanal, demora el traslado de madera en zonas del Delta, se generan problemas con el cupo de cargas portuarias del puerto de Rosario, como también la disminución de la capacidad de carga de los barcos.