El pulgón amarillo de sorgo es una de las plagas que en los últimos años comenzó a afectar severamente al cultivo estival. Su presencia se hacía notar por el 2020/21 en la región norte del país y se fue diseminando de manera muy rápida atacando a prácticamente todos los lotes de sorgo implantados a nivel nacional.
Esta plaga, de nombre Melanaphis sacchari es originaria de África, Asia y Oceanía y en Argentina se había reportado su presencia pero no atacaba a producciones extensivas. A partir del año 2018 apareció en Brasil, hasta que dos años después se reportaron los ataques a nivel comercial en Argentina.
La rápida tasa de reproducción y la posibilidad de alimentarse del sorgo de Alepo, presente en todo el país, fueron dos de los factores que le permitieron a esta plaga instalarse de forma acelerada, ya que es capaz de sobrevivir al invierno sobre la base de los tallos del sorgo de Alepo.
La alta tasa de reproducción es uno de las características de esta especie tan nociva para el cultivo de sorgo, ya que no requiere del macho para reproducirse, siendo una colonia completa de hembras.
El pulgón amarillo succiona directamente la savia originando el aspecto amarillento en las hojas, generando un fuerte debilitamiento de la planta, pudiendo provocar el vuelco de las mismas. A su vez, el exceso de azúcar genera la presencia de fumagina que cubre la hoja conocida por su aspecto negro, disminuyendo los niveles de fotosintensis.
Es por ello, que algunas de las recomendaciones son el monitoreo constante durante todo el ciclo, con principal foco en el periodo vegetativo, al igual que se deberá hacer en el sorgo de Alepmoo para disminuir la plaga inicial.
En el caso de tener un 20% de plantas con una colonia de 50 pulgones/hoja se deberá realizar controles para que no generen daño económico.
Una de las acciones para impedir que la plaga ataque es disponer de híbridos que sean tolerantes al ataque del pulgón que sin bien presentan colonias de pulgones, lo hacen en menor medida frente a los susceptibles, pero no se descarta la aplicación de insecticidas para la eliminación, o el uso de control biológico que se realiza precio a la siembra del cultivo.
A modo de síntesis, es necesario que el monitoreo sea constante ya que un ataque prolongado puede generar pérdidas del 100%.
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario