La siembra de trigo se encuentra relegada frente a la campaña anterior, la falta de humedad en el perfil de suelo condiciona las labores e impide que se desarrollen con normalidad. Esto no solo afecta el ritmo de siembra, sino que genera la disminución de las hectáreas a implantar.
Una de las delegaciones que reportan más del 25% de retraso en las labores es Pehuajó, que presenta un retraso del 45%, seguido por Salliqueló (Buenos Aires) en un 38% menos que el promedio, luego sigue General Pico con un retraso del 30%.
Además, completan Charata, Roque Saenz Peña (Chaco) y Cañada de Gómez (Santa Fe) con más del 20% de retraso en las labores de siembra.
Asimismo, respecto a las últimas cinco campañas la localidad que presenta la mayor disminución del área a sembrar es San Francisco (Córdoba) con mas de 113600 hectáreas perdidas.
En el caso de Buenos Aires, la ausencia de lluvias limita las labores de siembra principalmente en la región centro y norte de la provincia, asociado a la falta de humedad en el perfil de suelo que impide el ingreso de la maquinaria y la implantación del cultivo, por lo tanto la mayor parte del área queda a la espera de la ocurrencia de lluvias para continuar.
En Córdoba, el cultivo ya implantado presenta heterogeneidad y retrasos en el crecimiento a raíz de las escasas reservas de humedad edáfica.
En paralelo, la siembra en Río Cuarto y Villa María se encuentra frenada por lo que se teme que no se completen los lotes destinados al cereal, debido a que la ventana de siembra está próxima a cerrarse para los ciclos cortos.
En la provincia de Santa Fe, la situación es similar. En Casilda, la siembra está frenada por la falta de humedad en los primeros centímetros de suelo, lo que también podría generar un recorte de las hectáreas. Sin embargo, en Rafaela las labores avanzaron a paso lento a partir de las recientes precipitaciones que permitieron sembrar los lotes restantes.