Desde el INTA elaboraron un informe con recomendaciones para un mejor manejo de la soja con el fin de estabilizar los rendimientos en un contexto de déficit hídrico.
En un escenario de escasez hídrica a nivel país y en donde las principales zonas productivas sojeras cuentan con escasas reservas por tercer año consecutivo, especialistas del INTA brindan información sobre pautas de manejo. Entre las principales se encuentra la caracterización de los ambientes, el retraso de la fecha de siembra y la elección de variedades resistentes.
En principio, las limitantes hídricas plantean un nuevo escenario para la siembra de la oleaginosa es por ello que como primera recomendación, Luis Pagnan, especialista del INTA Justiniano Posse, Córdoba, indica que se debe proceder a un análisis de calidad de suelo y agua disponible, la cual debe realizarse hasta los dos metros de profundidad ya que el aporte de las napas freáticas en este contexto puede resultar como un gran puntapié inicial.
Gerardo Quintana, especialista del INTA Las Breñas, Chaco, propone experimentar un retraso de la fecha de siembra con el fin de aprovechar futuras precipitaciones ya que actualmente no se prevén lluvias a corto plazo. En paralelo, modificar la fecha de siembra permite retrasar el periodo crítico del cultivo y evita una mayor demanda atmosférica como sucede con las temperaturas máximas de enero. Esto permitirá evitar estrés térmico y aguardar futuras recargas en el perfil de suelo. Además es necesario contar con humedad en suelo para no limitar el desarrollo del cultivo.
La fecha de siembra y la caracterización del ambiente resultan claves pero también es necesario seleccionar variedades según el grupo de madurez y resistencia. Para ello será necesario conocer la genética con mejor comportamiento, que permitan mayores rendimientos y estabilidad según el grupo de madurez.
Asimismo, será importante conocer el grado de competencia de los cultivares con las malezas. Por último, es un momento clave para analizar las variedades con mayor atención.