Las precipitaciones entre el 19 y 25 de octubre tuvieron un mayor impacto en los departamentos del norte de Santa Fe, con montos pluviométricos que alcanzaron los 98 mm como máximos; en tanto en el resto de la provincia, fluctuaron entre 40 y 50 mm. Hacia el centro y sur, los registros oscilaron entre 0,5 a 30 mm.
A raíz de las precipitaciones, los maíces continuaron su desarrollo con normalidad, al igual que el área girasolera donde por segunda vez en la semana se beneficiaron de las lluvias lo que marca un estado mayoritariamente entre excelente a muy bueno.
En el caso del maíz temprano, el desarrollo continúa normalmente a pesar del inicio dificultoso de la campaña 2022/23. Las lluvias recientes permitieron una reacción favorable.
En cuanto al girasol, el cultivo avanza con una adecuada humedad en suelo lo que permite que al momento el estado sea muy bueno a excelente en un 95%, bueno en un 3% y regular en un 2%.
Aquellas plantas que fueron afectadas por el ataque de aves y de orugas cortadoras, después de las precipitaciones reaccionaron positivamente aunque en algunos lotes se observa irregularidad y desuniformidad.
Si bien las lluvias fueron determinantes para los cultivos de gruesa, no fueron así para el trigo, que finaliza con un escenario crítico a pesar de que algunas áreas puntuales sí recibieron precipitaciones contundentes.
Para el total de la provincia, el 45% de los lotes está en buen estado, especialmente hacia el centro norte de Santa Fe; mientras que el 32% está en condiciones regulares, con amarillamiento y senescencia y desuniformidad; y el 23% está en malas condiciones.
Hacia el norte continúa la cosecha del cereal con rendimientos afectados por la falta de precipitaciones y por las heladas. Los mínimos van desde 8 qq/ha a 40 qq/ha, siendo el promedio de los lotes trillados de 18 qq/ha.