A pesar de ser uno de los cultivos que mayores condiciones presenta para la adaptación al déficit hídrico, los acumulados en suelo son tan escasos que el cultivo comienza a mostrar síntomas por las altas temperaturas y las escasas lluvias.
En Entre Ríos el área total sembrada con girasol se aproxima a las 18.000 hectáreas. A nivel provincial el estado fenológico predominante se encuentra entre floración y madurez.
Con las plantas desarrollándose en un escenario climáticamente difícil, el cultivo comienza a experimentar estrés térmico e hídrico en donde los síntomas generales son: escaso desarrollo, capítulos pequeños, secado de brácteas y daños por el viento que generó el volcado de plantas.
En las últimas tres semanas se registró una caída del 12% en la condición buena a muy buena. Por lo que, en las hectáreas totales sembradas en Entre Ríos, la condición muy buena abarca el 4%, las plantas categorizadas como buenas en un 72% y las regulares en un 24%.