Compartimos uno de los editoriales de 2021, que mantiene plena vigencia.
Por más que la foto del día tenga cifras actualizadas, tanto las proyecciones de ingresos como los costos requieren de una evaluación más profunda. En tiempos inestables, no solo en lo climático sino fundamentalmente en lo económico, los rindes, los precios y los costos están expuestos a un zarandeo que lleva a que puedan cambiar sin aviso previo.
Vayamos por partes y empecemos por lo más sencillo, propone el Espantapájaros. Lo más sencillo es dejar claro que en un año de clima inestable (segunda Niña, lluvias erráticas e insuficientes y escasas reservas de humedad en el perfil de suelo), el rango de rindes medios que se muestran en los planteos agrícolas y que responden a lo que podría lograrse en condiciones climáticas normales, puede ser una misión imposible.
El mayor riesgo es el de lluvias insuficientes, que pueden llevar a que la ecuación de ingresos esté seriamente comprometida por rindes bajos. La probabilidad de que los rindes sean un problema es alta, pero incluso en años regidos por La Niña puede darse el caso de que alguna nube extraviada le brinde a los cultivos los mm que necesitan.
No nos encandilemos con los precios de los granos, que a primera vista son buenos, porque falta una eternidad hasta la cosecha y tanto en el plano internacional como en el plano local pueden desencadenarse imprevistos. No nos quedemos tampoco con el recuerdo reciente de mercados en alza e inventarios ajustados, porque justamente los precios altos son los que pueden llevar a que los inventarios vuelvan a ser holgados.
Una primera recomendación del Espantapájaros es no pasar por alto la posibilidad de recortes en los ingresos, por rindes y/o por precios.
Por el lado de los costos agrícolas, el rally alcista en agroquímicos y fertilizantes derivado de factores externos lleva a que el costo de reposición esté varios escalones por encima de los registros históricos e incluso de los que estuvieron vigentes en precampaña 2021/22.
Los resultados que se logren habrá que confrontarlos con lo que costará volver a sembrar. La foto del día muestra costos en alza y resultados inciertos.
Las proyecciones ganaderas son mucho más complejas que las agrícolas, por el simple hecho de que los plazos son más largos. Los números de Márgenes para los planteos ganaderos muestran los resultados bajo el supuesto de que los precios futuros del ternero, del novillo o de la leche cotizarán (en dólares, paridad oficial) a los mismos valores que hoy. El Espantapájaros sabe de antemano que eso no va a ocurrir, que el ternero, el novillo o la leche van a tener precios distintos.
Ante la imposibilidad de proyectar precios futuros y ante el hecho de que el precio de venta real se conocerá cuando se haya cobrado la última tropa, muchos ganaderos hacen las cuentas al revés, a partir del novillo que venden hoy. Con el ingreso disponible como dato concreto, definen cuánto pueden pagar por la reposición. En muchos casos la fórmula marca un límite para lo que puede valer el ternero, pero en determinadas situaciones el pulso no lo marca la demanda sino la oferta.
La capacidad de compra del novillo, pese a que mezcla un ciclo productivo con el siguiente, es una solución análoga a la de hacer “las cuentas en quintales”, en la cual con los ingresos del ciclo en curso se financia la siembra de la campaña siguiente. Solución argenta a los problemas derivados de no contar con una moneda estable.
Los costos ganaderos están inmersos en una problemática particular. Por factores estacionales en la oferta de terneros, los precios tienen variaciones significativas. Habrá que ajustar las proyecciones de resultados, en cada campo, a la fecha en la cual se compra o vende el destete. Una vez más, los registros del último otoño pueden no tener nada que ver con el próximo ciclo.
Para los principales granos las páginas 10 y 11 sintetizan los factores alcistas y bajistas en el plano global, regional y local. En pocas líneas apuntamos a anticipar la tendencia de los mercados, en los cuales la pulseada entre el alza o la baja es constante. La evaluación se complica por el hecho de que además de los fundamentals de oferta y demanda habrá que computar los múltiples factores locales que distorsionan el normal funcionamiento de los mercados o la posibilidad siempre latente de que aumenten las retenciones.
En contextos de inflación persistente muchas veces no es sencillo descifrar qué es caro y qué es barato. La info de página 50 con relaciones insumo/producto muestra con toda claridad qué insumos son caros o baratos en relación a lo que valen los granos, la hacienda o la leche. Lo que cuenta es el poder adquisitivo de lo que se produce en cada campo.
En tiempos inestables la necesidad de contar con sustento numérico es mayor. No estamos en Suiza, donde es posible que con un presupuesto anual alcance y sobre. Estamos en la Argentina, donde los presupuestos los tendremos que revisar todos los días, y aún así seguirán existiendo más factores inciertos que certezas.