En el último mes, el sorgo al igual que otros cultivos sufrió las consecuencias del paso de La Niña, la ausencia de lluvias y temperaturas extremas por lo que el cultivo comenzó a denotar síntomas de estrés hídrico que llevan a una nueva estimación de producción.
Las primeras cosechas de sorgo, que se llevaron a cabo en el centro y norte del área agrícola, generaron disconformidad por los rindes obtenidos, que resultaron en buena parte, por debajo de los esperados inicialmente.
En plena definición de rendimientos, el cereal transitó bajo nulas precipitaciones y temperaturas muy elevadas, en suelos donde las reservas hídricas son escasas a nulas.
En paralelo, los ataques de pulgón sucesivos y estables, propiciados por las condiciones ambientales dejan un panorama poco alentador. Mientras que los planteos sembrados tardíamente dependen de precipitaciones en el corto plazo para no sumar mermas adicionales, en un escenario de alta demanda atmosférica que contribuye al incremento en la tasa de evapotranspiración y reservas hídricas acotadas.
Al momento la nueva estimación de producción es de 3 mill. tn., 14,3% menos que lo cosechado en el ciclo previo (3,5 mill. tn.)