Con lluvias que promediaron los 90 milímetros, marzo deja un mejor panorama para el arranque de la siembra de fina, mientras que ya comienzan a proyectarse los escenarios Niño.
El comienzo de abril dió continuidad a la recuperación de los perfiles de suelo, que dejo marzo. El ingreso de los frentes fríos dejaron como saldo lluvias y tormentas dispares que sumaron acumulados significativos en la mayor parte de la región Pampeana, por lo que en general marzo promedio en los 90 milímetros, acercándose a la media de la región lo que permitió recuperar las reservas de agua en suelo. En simultáneo, abril con sus lluvias permite que el área categorizada como sequía comience a reducirse.
Si bien la mejora aún es parcial y no llego a todos los sectores de la región Núcleo, todo indica que el primer semestre sería frío, lo cual el régimen pluvial posiblemente sea más generoso que lo que fue en los últimos dos años dejando al otoño e invierno con lluvias que estarían más cerca de los valores estadísticos, posibilitando una primavera más holgada.
Por otra parte, la ocurrencia del Niño asciende al 65%, mientras que para el otoño e invierno se espera neutralidad.
El último año Niño fue en 2015, en donde la anomalía de la temperatura del Pacífico Ecuatorial fue de 2.4°C y marco un evento intenso. Si se tiene en cuenta la evolución de las temperaturas, en comparación a años anteriores, para la primavera actual el Niño sería moderado, con una proyección de anomalía para el mes de octubre es de 0.99°C, lejos de tener un año Niño intenso en donde tendríamos que contar en octubre con un valor cercano a 2°C.