La falta de lluvias en la región Núcleo serán determinantes en el próximo ciclo triguero.
Con la cosecha de gruesa en marcha y próxima a terminar, las estimaciones sobre la intención de siembra de fina comienzan a ser más claras y el clima nuevamente está en el foco del ciclo siguiente.
El patrón climático cambió, pero las lluvias en la región Núcleo continúan por debajo de la media dejando como saldo, reservas hídricas escasas en gran parte del escenario productivo.
A la misma fecha del 2022 las reservas en suelo mostraban una situación muy distinta, en donde el perfil edáfico mostraba reservas eran regulares a adecuadas en gran parte de la región, pero lamentablemente, el 80% de los suelos están entre sequía y escasez hídrica.
Esto se debe a que en el mes de abril, las lluvias apenas lograron completar entre un 10 a un 30% de los históricos mensuales, lo cual podría ser aún más complejo si las lluvias de mayo se consolidan por debajo de la media, como sucedió en doce de los últimos treinta años.
A raíz de esto, en zonas como General Pinto indican que para concretar con una siembra acorde se necesitan entre 150 a 200 mm, de mantenerse la condición actual la intención de siembra cae un 60% respecto al año pasado.
En Marcos Juárez la intención de siembra se reduce un 15%. En el sur de Santa Fe indican que de no concentrar en un 80% el contenido de agua óptima, no sembrarán trigo.
A nivel regional, la necesidad de lluvias es de 100 mm como mínimo, que de no concretarse la estimación de siembra cae un 15%, respecto a la del año pasado.
En este escenario también lo que se prevé es que a raíz de la cosecha de siembra gruesa que está dejando saldo económicos negativos, muchos productores siembren sin agua, o con la mínima para poder obtener una rentabilidad económica baja pero en un contexto de necesidad.