La siembra en la región núcleo registra uno de los más bajos progresos de los últimos cinco ciclos. La falta de agua y en algunos casos, excesos, condicionan las labores.
Las lluvias de la última semana de mayo y primera semana de junio en conjunto con una baja demanda atmosférica dejaron elevados excesos en varios lotes lo que demoró la siembra. En paralelo, la poca agua del oeste del área agrícola pone un freno a las labores, ya que no se cuentan con los milímetros necesarios por lo menos para el arranque de fina. Al momento solo se sembró el 18% que en números absolutos es apenas 164.000 ha. de 910.000 intencionadas. Si se tiene en cuenta la diferencia con el año pasado a esta altura del año ya se había sembrado el 55% del área intencionada de trigo.
En el este los problemas actuales son los excesos hídricos. En Carlos Pellegrini, la persistencia de la humedad edáfica impide poder avanzar. En el noreste de Buenos Aires, aún no comenzaron las labores por grandes acumulados pluviométricos. Hacia el oeste tampoco, pero por la falta de agua y la caída en la intención de siembra. Hacía el sudeste de Córdoba, la superficie triguera cae un 50% en función de que la humedad es muy limitada, cómo sucede en Corral de Bustos, en donde el recorte es del 50%, incluso hay lotes en donde las napas se encuentran a más de 4 metros de profundidad.
En este escenario, hay muy pocas chances de siembra para el oeste. Los cambios a condiciones invernales son predominantes y el comportamiento frío y seco se establecen por lo que no se esperan registros pluviométricos importantes para la zona.