En principio los datos de faena dan cuenta de la fuerte sequía que llevó a niveles récord, principalmente para la categoría vacas, pero los últimos datos de mayo arrojan que también se incrementó la salida de novillos y vaquillonas pero de menores pesos a faena.
Según fuentes oficiales, en el mes de mayo fueron faenados un total de 1.280.624 animales, un 10% más que lo registrado en mayo del año pasado.
Respecto a la categoría vacas, ésta sigue siendo superior en la comparación interanual en casi 8 pp. Pero en este último mes también se registra un leve retroceso de la faena vacuna respecto al mes de abril y mayo del 2023.
En el mes saliente fueron faenadas unas 292.000 vacas acumulando en lo que va del año 1.270 mil, aproximadamente 230 mil vacas más que las faenadas en 2022.
Asimismo, se observa un crecimiento en la faena de novillitos y vaquillona, que durante mayo registraron 542.000 y 326.000 animales faenados respectivamente, una suba del 13% y del 17%, para cada categoría. Incluso considerando el total de ambas categorías para el mes de mayo, esta es la más elevada de los últimos 20 años.
Esté tipo de hacienda aparece en la segunda parte del año, entre septiembre y octubre, a partir de qué en esos momentos los feedlots llevan hacia el mercado la hacienda liviana acumulada es los primeros meses del año.
En el mismo contexto, los feedlots impulsan la hacienda que recibieron anticipadamente por la falta de pasto y la imposibilidad de mantenerla en los campos.
Actualmente, según SENASA, los feedlots presentan un nivel de stock récord, más de 2 mill. de cabezas ocupan los corrales de encierre valor que posiblemente se sostenga a partir de qué aún resta el invierno por delante. Incluso, es posible que esta elevada oferta modifique el patrón esperable desde agosto a fin de año, lo que podría llevar a una ligera escasez en el mercado, a partir del segundo semestre del año.
Por último, durante el mes de mayo el promedio de la res fue de 225 kilos, casi 7 kilos menos que los registrados en mayo/22, momento en donde comenzaba a registrarse un creciente peso de faena que terminaría logrando los 236 kilos. Posterior a la seca, el peso medio por res de faena, al día de hoy, disminuyó en más de 10 kilos, limitando la producción de carne, a pesar del elevado nivel de oferta.