Luego de una sobreoferta de animales en el primer semestre del año proveniente de la invernada, los valores comienzan a recomponerse mientras que la oferta vuelve a estabilizarse.
En los primeros meses del año, la invernada mostró una sobreoferta, pero a partir de la lenta recomposición de los forrajes en función de la lluvia y la mayor disponibilidad hídrica en suelo, los campos comenzaron a mostrar una recuperación de los potreros y permiten actualmente aumentar la carga animal, que en muchos casos era nula.
En este escenario, la invernada comienza a mostrar reacciones frente a esto aunque con cierta lentitud. En el caso del gordo, desde marzo se ajustó en un 2%, generando retrasos de más de 20% respecto de la inflación trimestral. Parte también se debe a la elevada oferta en un escenario de escasa demanda.
En cuanto a los aumentos de los precios de la carne vacuna, los ajustes están prácticamente a la mitad de las subas de la inflación.
En el caso del ternero comienza a notarse una menor oferta en los últimos meses del año, aunque la sequía cambió el comportamiento normal de la oferta ganadera.
El ternero que mantuvo una fuerte salida a faena en los primeros meses, generó caídas del 40% en los valores, mientras que en los recientes remates de julio muestran mejoras del 10,3% acercándose a $548/kilo.
Por último, los precios de la invernada se mantienen más baratos que los precios del gordo, debido a las elevadas compras. Incluso hacia corto plazo, el ternero más firme, pero con una menor oferta futura, cambiaría la relación ternero/gordo que se encuentra actualmente en mínimos históricos.