En la última semana, escasos acumulados de lluvias y la ocurrencia de heladas provocaron la disminución de la condición del cultivo en el norte del país.
Argentina continúa sin verse influenciada de forma homogénea por el fenómeno climático “El Niño”, y las lluvias se mantienen ausentes en muchas zonas productivas del país.
En este contexto, grandes áreas a nivel nacional no logran reponer las condiciones de sequía que se acumularon en los últimos tres años, y las campañas agrícolas vuelven a estar gobernadas por la fuerte incertidumbre del clima.
En los últimos días, nuevamente el trigo se vio afectado por la falta de pronósticos de lluvias efectivas y por la ocurrencia de heladas tardías en el centro y sur del país disminuyendo su condición.
El cultivo que transita etapas de macollaje y encañazón, comienza a requerir un mayor contenido de agua para el desarrollo de las fases, pero zonas, como el oeste del país manifiestan una profunda problemática debido a escasas reservas de agua en suelo.
Esta situación lleva a que el 25% del área implantada esté entre regular a mala. En el plano nacional, las reservas caen de forma gradual de este a oeste.
En gran parte de Córdoba, Entre Ríos y La Pampa, el cultivo avanza bajo condiciones de sequía. Incluso, hacia el norte de Santa Fe y Córdoba, el estado de los lotes responde directamente a las reservas hídricas en el perfil de suelo. En aquellos con muy bajo contenido de agua útil se observan plantas en amarillamiento casi completo producto de la alternancia entre elevadas temperaturas y las heladas.
Hacia el norte del país, el trigo, con ligeras reservas hídricas y temperaturas elevadas por encima del promedio de la estación, comienza lentamente a ingresar en etapas reproductivas, que lleva a que las primeras estimaciones indiquen rindes por debajo de los 10 qq/ha.
De forma contraria, hacia el sur del área agrícola, la oferta hídrica comienza a ser limitante pero las bajas temperaturas en un cultivo que transita etapas vegetativas iniciales, no genera una fuerte demanda, lo que permite que el cereal esté en una condición normal a excelente en más del 80% del área.
Por último y de cara al inicio de las etapas reproductivas de forma generalizada, pero sin lluvias homogéneas en el país, las zonas primicias comienzan a resignar potencial de rendimiento.