Pese a la suba de precios, aún las categorías continúan relegadas frente a los datos de la inflación de agosto y al acumulado anual. Asimismo, el clima continúa siendo un gran determinante.
Luego de conocer el dato de la inflación del mes de agosto, el cual fue de dos dígitos, las subas en mostradores comenzaron a visibilizarse y la resistencia al consumo aumenta.
Previo a la devaluación de las PASO, la hacienda comenzaba a reflejar el incremento en los precios, los cuales, durante un largo tiempo, se mantuvieron relegados. En principio, los valores en Cañuelas mostraron un fuerte incremento, hasta que recientemente lograron estabilizarse.
El novillito liviano en agosto lograba los $670/kg, pero tras la devaluación, los máximos llegaron a $900. En el año, el novillito mantenía retrasos del 60% respecto al promedio general de precios que se intensificaron posterior al marco inflacionario. Luego del ajuste y la suba de precios, el retraso actual aún es de un 20%.
Asimismo, la vaquillona también mantiene un retraso de 37% respecto de la inflación. En este caso, la seca que permanece en muchas zonas del país, es uno de los principales causantes de los valores en bajas por hacienda mal terminada y una sobreoferta de la categoría que ya debería ser menor. Si bien fluctúa, lo hace a niveles muy elevados, manteniéndose en un 30% por encima de los niveles del año anterior.
El buen escenario que se proyectaba para primavera no está desarrollándose, y solo están siendo beneficiados algunos sectores del país, y nuevamente empieza a preocupar el inicio de servicio y las tasas de preñeces que llevan a una alta incertidumbre para los próximos meses.
Para muchas zonas, la posibilidad de protegerse con la hacienda es viable pero no para todos, ya que si no llueve, los campos no se recomponen, el alimento escasea y el aumento de la carga de los campos no es una alternativa viable y es lo que hoy pone el mayor freno a la recomposición de valores.