A raíz de la falta de precipitaciones y el aumento de temperaturas a corto plazo, los cultivos comienzan a verse afectados.
El oeste de Buenos Aires se mantuvo durante prácticamente todo el año anterior, como la zona más afectada del área productiva. A principios de noviembre, cuando las condiciones atmosféricas empezaron a cambiar a partir del establecimiento del fenómeno climático El Niño, las lluvias parcialmente regularon la humedad en el suelo.
A pesar de eso, la región no se recupera ya que en el inicio del 2024 las lluvias volvieron a mostrarse escasas, por debajo de la media pluviométrica, y los centros de alta presión que generan estabilidad climática, comienzan a provocar síntomas de estrés hídrico.
El oeste de Buenos Aires se mantuvo durante prácticamente todo el año anterior, como la zona más afectada del área productiva. A principios de noviembre, cuando las condiciones atmosféricas empezaron a cambiar a partir del establecimiento del fenómeno climático El Niño, las lluvias parcialmente regularon la humedad en el suelo.
A pesar de eso, la región no se recupera ya que en el inicio del 2024 las lluvias volvieron a mostrarse escasas, por debajo de la media pluviométrica, y los centros de alta presión que generan estabilidad climática, comienzan a provocar síntomas de estrés hídrico.
Productores del oeste indican que las expectativas de rendimientos están cada vez más lejos de la posibilidad de una campaña récord, ya que para los próximos días se espera estabilidad y altas temperaturas, en un contexto de reservas acotadas.
Desde la Asociación Rural de Carlos Tejedor, informaron que las lluvias no fueron suficientes para reponer las napas freáticas por lo que los cultivos dependen de los acumulados diarios lo que lleva a un inicio de estrés hídrico.
De no recibir lluvias en los próximos 15 días, se anticipa que tanto la soja como el maíz experimentarán un deterioro adicional.
Según Dante Garciandia, productor de Carlos Tejedor, la siembra de cultivos de gruesa finalizó hace 10 días con un perfil que se encuentra muy ajustado producto de la ausencia de lluvias y napas freáticas prácticamente ausentes.
En enero se registraron 43 milímetros en la zona, un valor muy por debajo de lo normal sumado a una falta notable de acumulados previos en suelo producto de los años Niña.