El estado de la soja en la región núcleo refleja una marcada heterogeneidad, con áreas que muestran daños significativos debido a la ola de calor y otras que se están recuperando tras las recientes lluvias. Mientras la soja de primera enfrenta desafíos en el noreste bonaerense, la soja de segunda muestra una notable mejoría.
La soja de primera en la región núcleo está en la fase final de su ciclo, y la influencia de la ola de calor durante enero y febrero dejó una notable heterogeneidad en las condiciones de los cultivos. Se observan campos en excelentes condiciones que abarcan el 20% del área hasta otros con condiciones regulares (3% del área). Específicamente, en el noreste bonaerense se evidencian los mayores daños. Agricultores en San Pedro y Baradero reportan una pérdida considerable de humedad en el suelo, lo que afectó negativamente a los cultivos.
A pesar de las lluvias recientes que están contribuyendo a la recuperación, se espera una reducción en los rendimientos de al menos un 10 al 15%. En el noroeste de Buenos Aires, la situación es muy variable, con algunos campos en buen estado y otros con pérdida significativa de plantas. Por otro lado, el centro-sur y sur de Santa Fe se muestran mejores condiciones, con una notable recuperación tras las precipitaciones de mediados de febrero. En Cañada de Gómez y Carlos Pellegrini se estiman rendimientos entre 40 y 50 qq/ha. En el sudeste de Córdoba, algunos campos todavía muestran un verdor notable sin signos de senescencia, con rendimientos esperados entre 38 y 45 qq/ha.
Por otra parte, la soja de segunda es el cultivo que más mejoró después de las lluvias recientes. Hace un mes, la ola de calor había dejado alrededor del 50% de los campos en condiciones regulares, un 40% en buenas condiciones y un 10% en condiciones muy buenas. Ahora, con la recuperación de las reservas, el panorama cambió considerablemente, con un 10% del área en condiciones excelentes, un 30% en condiciones muy buenas, un 50% en buenas condiciones y un 10% que aún presenta condiciones regulares.
Por último, las lluvias del primer fin de semana de marzo no solo mejoraron la condición de los cultivos, sino que también beneficiaron la producción de los campos más rezagados.