El impacto del fenómeno El Niño en el cierre del verano y el comienzo del otoño en la región pampeana se caracterizó por lluvias intensas, inundaciones y daños en cultivos, especialmente en áreas específicas de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. A pesar de beneficiar la recuperación del agua del suelo, las precipitaciones ya no suman al crecimiento de los cultivos.
El verano concluyó bajo una fuerte influencia del fenómeno climático El Niño, que trajo consigo lluvias intensas y tormentas, incluyendo un fenómeno inusual denominado “supercelda”, dando inicio al otoño. Este período estuvo marcado por inundaciones, daños por ráfagas de viento y granizo en diversas áreas de la región Pampeana, especialmente en el extremo noreste de Buenos Aires, el sudeste de Santa Fe y el centro sur de Entre Ríos, donde se registraron acumulados de precipitación entre 70 y 200 mm..
La distribución geográfica de las lluvias durante los últimos siete días fue muy heterogénea, afectando de manera significativamente menor a la franja oeste de la región. En Córdoba, La Pampa y el oeste de Buenos Aires, los totales semanales fueron aproximadamente el 10% de los registrados en la franja este regional. En particular, en la región núcleo, se observaron precipitaciones acumuladas que variaron entre 80 y 140 mm, especialmente en el norte de Buenos Aires y el sudeste de Santa Fe. Por el contrario, en Noetinger, Córdoba, se registró el mínimo con tan solo 3,4 mm, en la franja oeste.
Si bien las lluvias favorecen la recuperación de reservas de agua del suelo, ya no contribuyen al crecimiento de los cultivos. En este contexto, mientras algunas áreas de la región mantienen proyecciones de rendimiento optimistas debido a condiciones climáticas favorables, otras enfrentan exceso de humedad, lo que genera preocupaciones sobre la calidad de los cultivos.