La sequía prolongada dejó su marca en el sector agrícola, generando una tendencia a la baja en el consumo de fertilizantes y planteando desafíos significativos para la próxima siembra.
La sequía prolongada que marcó al sector agrícola dejó una tendencia a la baja en el consumo de fertilizantes por segundo año consecutivo. Los niveles de consumo alcanzaron mínimos en los últimos cinco años, mientras que la importación también sufre un descenso notable.
El año pasado el mercado de fertilizantes registró una disminución del 4,5% en el consumo del país, según datos de CIAFA y Fertilizar. Esta tendencia a la baja se mantuvo constante, registrando dos años consecutivos de caída, algo que no se veía desde 2015. A pesar de un crecimiento del 9% en la producción local en 2023, la importación experimentó una caída del 12%.
El mercado mundial de fertilizantes mostró cierta estabilización el año pasado después de la crisis desencadenada por la invasión rusa a Ucrania en el 2022. Esto llevó a una disminución significativa en los precios internacionales, lo que se reflejó en un recorte del 49% en las importaciones de fertilizantes locales, medida en dólares.
Aunque el descenso en el consumo de fertilizantes no fue tan pronunciado, se evidenció una marcada disminución, especialmente hacia el tercer trimestre del año. El uso de fertilizantes en 2023 estuvo casi un 20% por debajo del récord alcanzado en 2021.
A pesar de la capacidad productiva nacional, sigue existiendo una alta dependencia de las importaciones en relación con el consumo. Cerca del 60% del consumo de fertilizantes en 2023 provino de importaciones.
Por último, la siembra fina aún no comenzó en su totalidad, lo que deja un intervalo para cambios en la dinámica del mercado de insumos. Sin embargo, las perspectivas de una Niña con altas probabilidades a partir de mediados de este año plantea desafíos de cara al futuro.