Durante los primeros cuatro meses del año, la faena de novillos registró una disminución del 16% en comparación con el mismo periodo del año anterior, con 322 mil cabezas menos enviadas a faena. Esta tendencia refleja una baja disponibilidad de ganado y una posible retención por parte de los productores.
La faena de novillos en el primer cuatrimestre del año experimentó una caída del 16% en comparación con el mismo período del año pasado. Según Rosgan, esto se traduce en 322 mil cabezas menos enviadas a faena, alcanzando el nivel más bajo registrado en los años 2020/2021.
El informe del 31 de diciembre de 2023 mostraba un stock total de 2,33 mill. de novillos, la cifra más baja desde que se llevan registros y menos de la mitad de las existencias finales de 2007, antes de la primera gran liquidación de los últimos 30 años.
La reducción del stock de novillos es una tendencia constante, influenciada por fuertes sequías que mermaron la capacidad de los campos, además de las distintas decisiones para la ganadería de exportación.
Datos de SENASA revelan que en los últimos cinco años (2020-2024), durante el primer cuatrimestre de cada año, en general huboun aumento en la contribución de los feedlots a la faena total de novillos. En este período, los feedlots aportaron el 30% de los novillos, con un peso promedio de 282,5 kilos de carne en gancho en 2024, comparado con 284 kilos en 2023 y 287 kilos en 2022.Esta tendencia hacia un mayor confinamiento de novillos sugiere una falta de intensificación en los sistemas de invernadas pastoriles a largo plazo.
A pesar de la apertura comercial, el precio del novillo argentino es el menos competitivo de la región, afectando negativamente al productor local. Actualmente, el valor promedio del novillo gordo en el Mercado Agroganadero (MAG), es el más bajo de los últimos cinco años.